martes, 28 de febrero de 2012

«La huida», de Czeslaw Milosz






Czeslaw Milosz
(Lituania, 1911 – Polonia, 2004)
La huidA



(1944, Goszyce)





Cuando escapábamos de la ciudad en llamas,
En el primer camino del campo volví la vista atrás,
y dije: “que la hierba cubra nuestras huellas,
que el fuego acalle el clamor de los profetas,
que los muertos cuenten a los muertos todo lo que sucedió.
A nosotros nos tocó crear una generación nueva y violenta,
Sin el mal ni la dicha que existió allí..
Sigamos”.

Y la espada de
fuego nos abría la tierra.



Otros poemas de
Czeslav Milosz

«Canción del fin del mundo»



Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Neus Aguado, "Intimidad de la fiebre”, Col. «La piedra que habla», Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed., Tarancón de Cuenca, 2005, PVP 10 euros. edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Neus Aguado, "Intimidad de la fiebre”
Col. «La piedra que habla»
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2005
PVP 10 euros.
Neus Aguado, "Intimidad de la fiebre”, Col. «La piedra que habla», Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed., Tarancón de Cuenca, 2005, PVP 10 euros. edicioneseltorodebarro@yahoo.es





 



















1 comentario:

  1. En este contexto como si se repitiera la historia primordial de la salida de Egipto y la travesía del desierto tras el cayado de Moisés... el poeta Czeslaw Milosz, 'el último gran profeta', extrae lecciones de la guerra, desgracias, el Exilio y los trastornos que acaban de perturbar a la ciudad de Goszyce, a la incendiada Stalingrado, nos entrega con este poema una especie de mensaje de libertad, de liberación... ..Como profeta que es ve la omnipotencia de Yahvé en todos esos sobresaltos de la historia; ve también la señal de que Él ha perdonado a su pueblo. Su idea es que después de la catástrofe que lo arranca de su país, recibe de Él (Yahvé) una misión: revelarlo al mundo entero, enseñar el Dios único y universal a todos los hombres y hacer que resuene por todas partes el conocimiento y la admiración de este Dios solo y sublime. Será la oportunidad de que todos comprendan por fin la grandeza y la omnipotencia de Yahvé (Isaías, XL, 1-5):"Consolad, consolad a mi pueblo/-dice vuestro Dios./Hablad al corazón de Jerusalén/y decidle bien alto/que ya ha cumplido su milicia,/ya ha satisfecho por su culpa,/pues ha recibido de mano de Yahvé/castigo doble por todos sus pecados./ Una voz clama:
    [...]
    Se revelará la gloria de Yahvé/y toda criatuta a una la verá./Pues la boca de Yahvé ha hablado.

    El pueblo de Israel, terminados sus sufrimientos, se muestra como el mandatario, el mensajero, el servidor de Yahvé. Su vocación es entonces propagar en el mundo entero el conocimiento de ese dios único y universal. El privilegio que queda a los hebreos es, apegados al único Dios, haber sido escogidos por Él para ser sus portavoces (Isaías, XLII, 1-2):
    He aquí mi siervo a quien yo sostengo,/mi elegido en quien se complace mi alma./He puesto mi espíritu sobre él:/dictará ley a las naciones.

    Era un ideal sin duda muy noble y grande, pero quizás demasiado alto y alejado de las preocupaciones inmediatas de los hebreos para que se pudiera imponer.

    Grandeza en el poema, traducción brillante!!!!!!!

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