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Un momento de la representación de Guantes de Piel Humana (1977), acaecida en 2011. En la fotografía aparecen sus dos autores, Carlos Morales (izquierda) y Julio Clemente Lourtau. La obra es la primera obra de teatro referida al Holocausto en el ámbito de las letras españolas y latinoamericanas. (Fotografía de Irene Zamorano Cruz) |
Yevgueni Yevtushenko
(Rusia, 1932– 2017)
Babi Yar
Versión de Heberto Padilla
No existe monumento en Babi Yar*,
sólo la agria ladera. Y tengo miedo.
Hoy me siento un judío en el desierto
que de Egipto escapó. Me crucifican
y mis manos conservan los estigmas.
Me parece ser Dreyfus, condenado,
al que juzgan, escupen, encarcelan;
pero de pie resiste la calumnia
y el grito filisteo. Con la punta
de sus sombrillas en mi rostro vejan
mi indefensión mujeres que se acercan
con vestidos de encaje de Bruselas.
O también soy un niño en Bielostok.
De pronto estalla el pogromo.
La sangre derramada cubre el suelo.
Los que huelen a vodka y a cebolla
salen de la taberna y gritan todos:
“Mata judíos: salvarás a Rusia”.
Un tendero se ensaña con mi madre.
Otro hombre me patea. En vano rezo
plegarias que se pierden en la nada.
Me siento dentro
de la piel de Anna Frank que es transparente
como un ramo de abril.
No hacen falta palabras. Siento amor
y sólo necesito que uno a otra
nos miremos de frente.
Separados del cielo y el follaje.
Solamente podemos abrazarnos
en este cuarto a oscuras.
Quiero besarte una vez más, acércate.
Ya vienen. Nada temas: el rumor
es de la primavera que se anuncia
y del témpano roto en el deshielo.
Y en torno a Babi Yar suena la hierba
que ha crecido salvaje desde entonces.
Los árboles nos juzgan. Todo grita
pero el grito está hecho de silencio.
Al descubrirme observo mi cabello.
También ha encanecido. También grito
por los miles de muertos inocentes
masacrados aquí. En cada anciano
y en cada niño al que mataron muero.
Pueblo ruso, mi pueblo: te conozco.
Tú no odias ni razas ni naciones.
Manos viles trataron de infamarte
al usurpar tu nombre y al llamarse
Unión del Pueblo Ruso** No perdono.
Que La Internacional llene los aires
cuando el último
antisemita yazga bajo la tierra.
No soy judío. Como si lo fuera,
me odian todos aquéllos.
Por su odio
soy y seré un verdadero ruso.
***
Babi Yar o Baby
Yar es un barranco en las proximidades de Kiev. En dos días de
septiembre de 1941 más de treinta y cinco mil judíos fueron asesinados allí por
las tropas nazis.
Publicado por primera
vez en 1961, este poema le valió la presión al poeta. En esta versión de 1997,
tomada del libro Adiós bandera roja (Selección de poesía y prosa de 1953 a 1996),
se tomaron en cuenta los cambios introducidos por el propio Yevtushenko de la
traducción inglesa de Robert Milner.
Al evocar La
Unión del Pueblo Ruso, el poeta recuerda el grupo antisemita que actuó
en Rusia entre el asesinato del zar Alejandro II y el comienzo de la primera
Guerra Mundial. Sus miembros organizaron pogromos -linchamientos de judíos
rusos y destrucción y robo de sus propiedades- e, infiltrados en la policía
secreta zarista, fabricaron los apócrifos Protocolos de los sabios de Sión.
Otros poemas de Yevgueni Yevtushenko
Grandes Obras de
El Toro de Barro
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Carlos Morales, "Coexistencia (Antología de poesía israelí –árabe y hebrea– contemporánea”
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2002.
PVP 10 euros. |