sábado, 20 de agosto de 2016

«Eratóstenes», de Gocho Versolari

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Elena Zurikhina





Gocho Versolari
–Ricardo Iribarren–
(Argentina, 1949)
Eratóstenes



Eratóstenes se quitó las sandalias
y caminó descalzo la tierra
hacia el fondo de su jardín
donde latían las rosas de la cifra
Se acostó sobre la hierba
y soñó con la circunferencia:
una lámpara
visitada por los insectos de la cantidad.

Eratóstenes despertó
y esa tarde
volvió a quitarse las sandalias
y a caminar descalzo los senos de su amada.
Luego se acostó en el jardín
y soñó con sus ojos
con las volutas de su cuello
( los mosquitos de la cifra
discutían sus resultados
mordisqueando su sangre y sus anhelos).

Después una tormenta
cayó sobre el jardín.
Lluvia de sangre,
pájaros desmembrados. Eratóstenes
fue un cúmulo de sueños:
manos, pies
pecho y vientre atardecidos
que derivaron los arroyos de la lluvia
se evaporaron lentamente
y una niebla descalza
llegó a las muchachas que dormían
y les habló de amantes
y de sueños
de tempestades súbitas
y amores que escapan a las cifras
y llegan a la perfección del número
donde los prados son verdes,
donde las noches
sueñan al soñador y anémonas
le muestran sus cinturas cenicientas

Eratóstenes se alejó descalzo
pisando la cintura de su amada.
Enano Eratóstenes en la mujer desnuda
cuya circunferencia
tenía un diámetro igual a su radio.
y las langostas de la cantidad
mordieron el sexo de Eratóstenes
quien no encontró ecuación que resumiera
la suavidad de su amante
la serenidad de sus pezones
y los pájaros que encerraban sus cavernas.

Después no quiso ver.
Todas las circunferencias
desfilaron por sus ojos y la endura
endureció sus alas y presionó su glotis
y se alejó la amada
en pleno mediodía
con ausencia de sombras
y no la vio
y el hambre se aglutinó en su frente
y los insectos de la cantidad
revolotearon sobre su cadáver
mientras un peregrino
llegaba a la ciudad de Alejandría
con un pergamino conteniendo su sombra
y todas sus miradas níveas
y proclamó en la vereda del museo
la perfección del número
y trazó con los rasgos del sol
la perfecta
la luminosa
la rotunda
circunferencia de la tierra.




Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Masrgalith Matitiahu, "Kamino de tormento", Col. Kuadrinos Sefardíes, Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
Margalit Matitiahu "Kamino de tormento".
Col. Cuadernos del Mediterráneo.
Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Masrgalith Matitiahu, "Kamino de tormento", Col. Kuadrinos Sefardíes, Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.



 






















jueves, 18 de agosto de 2016

«Mamá y papá fueron al cine», de Meir Wieseltier

Vilem Eisner dibujó Una lección en el dormitorio, poco antes de morir a los 13 años en el getto de Theresienstadt

Estudio, selección y notas de Carlos Morales.
(En preparación) 

Meir Wieseltier
 (Rusia 1941)
Mamá y papá fueron al cine
Traducción de Gerardo Lewin
 
 

Está hojeándolo, hay señores desnudos.
Corren, desnudos, y están muy delgados,
también hay señoras con la cola al aire
y gente en pijamas, como en el teatro,
con estrellas de david hechas de tela.
Se veían todos tan feos, tan flaquitos,
con los ojos saltones, como de pollos.
Es muy raro, todo tan gris.
Ilana tiene unos lápices rojos
y azules, verdes, y amarillos y rosas.
Entonces ella va a su cuarto
y trae todos esos hermosos lápices
y les dibuja a todos, muy divertida,
anteojos y caritas sonrientes.
En especial a ese nene pelado y flaco,
le dibuja un enorme bigote rojo
y en la punta del bigote se posa un pajarito.
 

  
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Amela Einat, LA CICATRIZ DEL HUMO, Biblioteca del Holocausto, Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed., Tarancón de Cuenca, España, 2004.
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz viajaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista





 





















 
 




«El río que invocaste» de Jorge Luis Borges

EL RÍO, de Jorge Luis Borges. Libro de Referencia: Aurora Luque, "Portuaria. Antología 1982-2002! Col. «La piedra que habla» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2002 Agotado edicioneseltorodebarro@yahoo.es

Jorge Luis Borges
(Argentina, 1899–1986)


El rio que invocaste





Somos el río que invocaste, Heráclito.
Somos el tiempo. Su intangible curso
acarrea leones y montañas,
llorado amor, ceniza del deleite,
insidiosa esperanza interminable,
vastos nombres de imperios que son polvo,
hexámetros del griego y del romano,
lóbrego un mar bajo el poder del alba,
el sueño, ese pregusto de la muerte,
las armas y el guerrero, monumentos,
las dos caras de Jano que se ignoran,
los laberintos de marfil que urden
las piezas de ajedrez en el tablero,
la roja mano de Macbeth que puede
ensangrentar los mares, la secreta
labor de los relojes en la sombra,
un incesante espejo que se mira
en otro espejo y nadie para verlos,
láminas en acero, letra gótica,
una barra de azufre en un armario,
pesadas campanadas del insomnio,
auroras, ponientes y crepúsculos,
ecos, resaca, arena, liquen, sueños.

Otra cosa no soy que esas imágenes
que baraja el azar y nombra el tedio.
Con ellas, aunque ciego y quebrantado,
he de labrar el verso incorruptible
y (es mi deber) salvarme.



De su libro
La cifra
1981


Grandes Obras de 
EToro de Barro

Aurora Luque, "Portuaria. Antología 1982-2002! Col. «La piedra que habla» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2002 Agotado edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Aurora Luque, "Portuaria. Antología 1982-2002"
Col. «La piedra que habla»
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2002

Agotado