sábado, 4 de noviembre de 2000

"La mano", de Ángel Crespo







La mano

 


Hay una mano que lo toca todo.
Cuando me acuesto, siento por las sábanas
una mano furtiva que les roba sus hilos.
Siento, luego, crujir las puertas y los muebles.
Hay una mano que lo toca todo.
Entre la cal, detrás de los dibujos,
bajo los vasos, dentro de las cómodas,
va matando segundos,
va estrangulando brillos,
en todo se detiene.
Esa mano le arranca las plumas a los cánticos,
esa mano les quita su luz a las palabras.
Todo lo que no toca infinitud adquiere,
pero ¿cómo escapar de sus viscosos dedos?
¿Cómo hacer que la lluvia no caiga en los poemas
si esa mano es el viento que amontona las nubes?
¿Cómo hacer que esta hierba,
que este pedazo de tierra viva,
que todo esto no se muera,
si esa mano lo está tocando todo?

¿Cómo hacer que estos versos,
además de palabras,
además de este aroma que veo y que repito,
sean versos, versos, versos?

   








_________________________


©  Herederos de Ángel Crespo.
©  Del prólogo, Toni Montesinos.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
 
El poema, que salió por primera vez en su libro , fue incluido en su antología , dedicada a su poesía durante la década de los años 50, que fue preparada por el poeta catalán Toni Montesinos, y editada  por El Toro de Barro en Tarancón de Cuenca, en el año  2000.












 
 







lunes, 4 de septiembre de 2000

"La noche", de Ángel Crespo,



Ángel Crespo, "Oculta transparencia" (Antología 1950-1959), Introd. Toni Montesinos Gilbert. Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
La noche


     Cuando Dios vaga por la noche
y los tejados pierden formas,
en la tierra las casas se hunden en cierto modo
porque Dios pesa más que un puñado de aire.
También hay chimeneas que ya no se ven
y tejas que se rompen sin saber cómo
y una campana que, aunque nadie toca,
parece que sonase o que soñara.

Se oye un viento confuso
con palabras que nadie sabría descifrar
porque las dice Dios mientras hace la noche.

Y como es él quien está cantando,
fluye su túnica por las aceras
y su aliento a los árboles sacude.
Y, al abrir el balcón,
nos estremecemos de repente
porque casi parece que le hemos visto.
 


 

"El ciervo"      *     "Junio Feliz"
"La mano"      *     "La noche"
"El aire"      *     "El fuego negro"


Grandes Obras de
El Toro de Barro

viernes, 4 de agosto de 2000

«Retrato de Gustav Mahler», de Juan Ramón Mansilla

Fotograma de Muerte en Venecia.
 
Juan Ramón Mansilla
(1964)
Retrato de Gustav Mahler



Todo está en el mismo sitio,
similar, nuevo, atrapado
con deslumbre de albor, con claridad desconcertante,
un viajero solo en cubierta
frasea notas truncadas con motivos de espuma.
Un sanatorio en Viena, la voz alta de quien ya no oye nada,
a proa la extinción, la renuncia, el fingimiento.
¿Quién completará las obras que sólo para el viento quiso?
Es un velo la quietud que envuelve su rostro
como un mar de repente en suspenso,
un emblema destinado a enseñar
aquello que no dice.
La brisa desordena la paz fijada de un instante
en que el aroma es tan sutil
como pueda serlo su concepto.
Desde la proa observa la fiebre
que acerca glisando
un violonchelo azul sobre las olas.
No está desplegado el tiempo,
futuro y presente apenas se distinguen.
¿Habrá música, mar, habrá canciones?
Sólo de lejos se siente la progresión de la vida,
el hechizo de evocar los presentimientos.
¡Si pudiera sustraer de la muerte un día más,
siquiera un día!
Las dudas, los contrastes, la decadencia,
el mundo con su oropel, su eterna risa,
los bosques, el mar, la melodía que ya tenía soñada.
¿Qué será de ello cuando falte?
La costa, un puerto, una mujer que saluda.
El viajero solo, interminablemente solo,
la voz crecida de quien nada percibe,
contempla el pasado como un náufrago la playa.
Quieto todo, varado en el sitio de siempre,
atrapado con sonido de sombra y silencio duro.
Un tren, el paisaje al fin detenido,
mudo definitivamente, muerto, entelado.
El tiempo se ha escindido en dos mitades.
Que no figure en la tumba nada salvo mi nombre,
quienes vengan sabrán que la música
ahora está sosegada bajo las lilas abiertas.
 

De su libro
El Toro de Barro, 2000
 

Otros poemas de Juan Ramón Mansilla

"Clase de música"    *     "Diciembre" 
"Estornudos"    *     "Vacas"    *     "Playa"
"Nubes"    *     "Estuario" 
 
Grandes Obras de 
El Toro de Barro
 Juan Ramón Mansilla, "Los días rotos". Col. «Mayor de poesía», Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed. Tarancon de Cuenca, 2001 PVP 8 euros edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Juan Ramón Mansilla, "Los días rotos".
Col. «Mayor de poesía»,
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed.
Tarancon de Cuenca, 2001
PVP 8 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
 Juan Ramón Mansilla, "Los días rotos". Col. «Mayor de poesía», Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed. Tarancon de Cuenca, 2001 PVP 8 euros edicioneseltorodebarro@yahoo.es


  












 
 
 
 
 
 
 

domingo, 25 de junio de 2000

Psª del Holcoausto. "Wiegala, wiegala, weier", de Ilse Weber






(En preparación, por Carlos Morales)


Wiegala, wiegala, weier




Wiegala, wiegala, weier,
el viento toca la lira,
 dulce entre juncos verdes.
Silba el ruiseñor su canto.
Wiegala, wiegala, weier,
el viento toca la lira.

Wiegala, wiegala, werne,
la luna es una linterna
de pie contemplando el mundo
refugio en el cielo negro.
Wiegala, wiegala, werne, 
la luna es una linterna.

 Wiegala, wiegala, wille,
 ¡qué silencioso está el mundo!
Nada turbe su quietud.
Duermete, niño, también, 
Wiegala, wiegala, wille,
¡el mundo todo es silencio!



***



Wiegala, wiegala, weier,
der Wind spielt auf der Leier.
Er spielt so süss im grünen Ried,
die Nachtigall, die singht ihr Lied.
Wiegala, wiegala, weier,
der Wind spielt auf del Leier.

Wiegala, wiegala, werne,
der Mond ist die Laterne,
der steht am dunklen Himmelszelt
und Schaut hernieder auf die Welt.
Wiegala, wiegala, werne,
der Mond is die Laterne.

Wiegala, weigala, wille,
wie ist die Welt so stille !
Es stört kein Laut die süsse Ruh,
schlaf, mein Kindchen, schlaf auch du.
Wiegala, wiegala, wille,
wie ist die Welt so stille!



 


"Canción de cuna de Thersienstadt"   *   ”A casa"

"Adios, compañero"   *   "Wiegala, wiegala, weier"

"Camino por Theresienstadt"   *   "Cinco años"


 


Grandes Obras de
El Toro de Barro
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz vijaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista




"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci